Se trata de cuando gira el vinilo y de pronto.
De cuando el malo va a conquistar el mundo y.
Salta la aguja. Comienza a reírse. Porque.
Las agujas nunca deberían salirse del surco mágico del disco, ni los malos deberían perder siempre (al menos no de la forma en la que siempre lo hacen).
Definitivamente, todo debería seguir fluyendo. Porque.
Pulsas el botón de retorno de carro en tu vieja Smith Premier y el horror vacui del folio en blanco te destroza como el silencio de Nüremberg.
Y estás perdido.
Y el reloj sigue avanzando, y el tiempo se divide en intervalos de treinta minutos. Nunca te faltará un cuarto de hora. Siempre han pasado treinta minutos desde. O faltan treinta minutos para (¿la próxima vez que vuelva a verte?). Y obviamente, no va a parar por mucho que lo mires.
Y esas musas, de copas hasta las tantas, con el savoir-faire de Velma Kelly, riendo mientras tus dedos bailan un vals desesperado sobre la mesa.
Y te das por vencido mientras haces equilibrio por el borde de un vaso de gin-tonic.
Porque.
Por más que lo intentes, sabes que es imposible evitar esa fuga. Sabes que la inspiración está huyendo, con todas tus ideas metidas en una Samsonite con destino a Wonderland.
Sabes que estás sin ideas, y sólo te queda esperar que el destino, ese bombo de lotería eterno, quiera sacar tus números.
Wao.
wonderland, esa acogedora casita en LA
Posted by: Anonymous en: 27 de Abril 2007 a las 11:26 PMy por supuesto me gusta, las musas se van de copas y te dejan haciendo la colada. Muy tipico de ellas
Posted by: ridar en: 27 de Abril 2007 a las 11:29 PMEl campo visual es una isla de visión en un mar de oscuridad...
Tus textos son mi isla